La gente que quisiera ser culta va con temor a las librerías, se marea ante la inmensidad de todo lo que no ha leído, compra algo que le han dicho que es bueno, hace el intento de leerlo, sin éxito, y cuando llega a una docena de libros sin leer se siente tan mal que no se atreve a comprar otros.
En cambio, la gente verdaderamente culta es capaz de tener en su casa miles de libros que no ha leído, sin perder el aplomo ni dejar de seguir comprando más.
«Toda biblioteca personal es un proyecto de lectura» [Dice un aforismo de José Gaos en Confesiones profesionales]. La observación es tan exacta que, para ser también irónica, requiere la complicidad del lector bajo una especie de imperativo moral que todos más o menos acatamos: un libro no leído es un proyecto no cumplido. Tener a la vista libros no leídos es como girar cheques sin fondos: un fraude a las visitas.”
Gabriel Zaid.
Los demasiados libros.
Debolsillo. Barcelona, 2012