Luces y sombras de un payaso
"Buster Keaton dijo de Marcelino Orbés que «fue el
clown más grande que jamás vi» y Charles Chaplin lo reconoció como referente
y figura inspiradora. El payaso Marcelino trabajó también con Harry Houdini,
el ilusionista y escapista austrohúngaro nacionalizado estadounidense,
especialista en deshacerse de toda suerte de cuerdas, esposas, baúles cerrados
con candados y cadenas de cualquier tipo. Por no mencionar su capacidad para
salir de cajas fuertes arrojadas al mar o sus habilidades para liberarse de
camisas de fuerza colgado boca abajo en los rascacielos neoyorquinos. Chaplin,
que tanto había admirado a Marceline y que envió una corona de flores al
entierro del jaqués, pasó de ser un desconocido a comienzos del siglo xx a
convertirse en una de las personalidades mundiales más famosas y celebradas de
toda la primera mitad de esa centuria. Seguidor de la tradición del music
hall, Chaplin acertó a captar los estados de ánimo, las esperanzas y temores
que estaban en el aire y hacían reaccionar a la gente. Sin embargo, su cómico
de referencia, Marcelino, pasa desapercibido o ni siquiera se le dedica una
triste línea en cualquier antología del circo, del humor o del espectáculo.
Permanece en una discreta penumbra, muy lejos de los focos que lo acompañaron
en vida", escribe Alberto Sabio en el prólogo de Marcelino. Muerte y vida
de un payaso, de Víctor Casanova, que publica Pregunta ediciones.
Escrito con una técnica contrapuntística en la que se
alternan la figura del biógrafo y el biografiado, este libro es un documentado
recorrido que reconstruye la muerte y la vida del personaje y de la persona de
Marcelino Orbés (Jaca, 1873- Nueva York, 1927), pero es también el relato
vibrante de esa búsqueda por parte del autor desde Nueva York.
Espléndidamente editado y apoyado en un abundante material
gráfico, es también una reflexión sobre el triunfo y el fracaso a través de una
estrella fugaz que obtuvo un enorme éxito en el Hippodrome de Nueva York, el
teatro-circo más grande del mundo con más de cinco mil localidades, perdió el
favor del público, inspiró a Chaplin para perfilar la figura del payaso
fracasado de Candilejas y murió con seis dólares en el bolsillo. Desde entonces
yace en una tumba sin nombre en el cementerio de Kensico donde estuvo también
enterrado Fernando de los Ríos.
Más allá de su trayectoria artística, más allá de las luces
del éxito y de las sombras del fracaso del personaje público, Casanova indaga
también en las circunstancias de la persona que se esconde detrás de la máscara
y del maquillaje: su desarraigo y sus problemas matrimoniales, sus reveses
económicos y su crueldad privada o sus negocios fracasados.
Un panorama con más sombras que luces que se cerró la
madrugada en que decidió desaparecer de verdad, no como hacía su amigo, el
ilusionista Houdini.
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