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09 agosto 2021

Antonio M. Figueras. El último Beatle






LA VIDA POR DELANTE

Mi perro
es un cachorro
incapaz de intuir
que no ha venido
para llevarse la vida
por delante.

Parece feliz,
ajeno a la necesidad
de tomar partido
en lo que sucede
en la plaza Maidan
o en Tahrir
o en el penúltimo desahucio.

Mi perro
ha destrozado
las muñecas rusas
que traje de Moscú.

Da la impresión
de que no le ha extrañado
que al final del misterio,
tras la última matrioshka,
no hubiera
nada.

Con ese poema se abre El último Beatle, de Antonio M. Figueras, que publica El sastre de Apollinaire. De este otro texto toma su título:

ESTA ES MI GENERACIÓN
¿No veis que siempre acabamos haciendo todo aquello que queríamos evitar?
Agustín Sánchez Antequera
Hubo muchas noches
en los años setenta.
Los chulos de barra
se llevaban a todas
de calle.

Ahora ocupan localidad
con los héroes de Woodstock.
Es lo que tiene el tiempo,
que pone a cada cual en su lugar.

A mí me ha dado por pensar
que soy Ringo Starr,
que se ha muerto Paul
y que tengo la responsabilidad
de ser el último Beatle vivo.
El último y el más malo,
como le pasó a Alberti
con la generación del 27.

Ligero de apariencia y desolado en su fondo, irónico y distante pero cercano y directo en su expresión, estos textos están hechos de vida y memoria, de música pop, cine y literatura, de desengaños, soledad y de desolación asumida, de ajuste de cuentas del poeta con el mundo y consigo mismo para levantar un memorial de derrotas propias y ajenas, de pérdidas y renuncias vitales y amorosas:


NO LE DES EN LA CABEZA,
QUE ESTÁ ESTUDIANDO

Sucede que salgo de tu casa
como un boxeador sonado.
Arrastro los pies.
No reconozco las calles,
pero termino en el parking,
la tierra prometida
de otro día de contienda.

Necesito el GPS
para volver
a algún sitio.
Como el barco del arroz.