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06 octubre 2023

Cărtărescu. El hacedor de insomnios



Es uno de los varios cuadros  con listas de novelas -Diez textos circulares, Diez novelas de formación, Diez autores y sus ciudades, Diez textos metaliterarios, Diez novelas de realismo mágico a la europea…- que incorpora la primera parte del espléndido ensayo Mircea Cărtărescu. El hacedor de insomnios, de José Carlos Rodrigo Breto, que publica Ediciones del Subsuelo.

Una novela corta (El Ruletista), una novela extensa (Solenoide) y una trilogía (Cegador) son las obras del rumano en las que se concentra este asedio intenso a la escritura de Cărtărescu, uno de los referentes imprescindibles de la literatura actual, para explorar las claves de bóveda que sostienen sus monumentales edificios literarios. 

En esa primera parte, titulada “Todos los libros el libro” y centrada en El Ruletista, el relato de Cărtărescu se analiza como exponente de esa tendencia literaria: “La teratología es el estudio de las anomalías y malformaciones en los organismos animales y vegetales, en especial las malformaciones de origen embrionario. Por eso, la teratología es un relato terrible sobre aquello que ha nacido diferente, aberrante. La literatura teratológica, o la literatura como teratología, es una narración sobre deformes, sobre monstruosidades, sobre fenómenos de feria, y como tal aparece en «El Ruletista» de Mircea Cărtărescu, que pertenece a su libro de relatos Nostalgia. Nostalgia es un libro compuesto por una serie de cuentos que actúan a modo de gabinete teratológico, tras cada vitrina narrativa se encuentra un espécimen: el Ruletista, el Mendébil, los gemelos, Nana... y todos sus mundos soñados y, en muchas ocasiones, esos mundos soñados son pesadillas. E incluso insomnios.
Creo que la teratología permanece en toda la obra de Cărtărescu como una obsesión de su autor. […]
La gran literatura solo se ocupa de monstruos y monstruosidades. Desde muy temprano en El Ruletista, el narrador afirma que «la literatura es teratología».”

Se anuncia en esa primera sección del ensayo la importancia de la autoficción como clave de la escritura de Cărtărescu, especialmente en Solinoide, una obra central en su trayectoria.

Tomando como precedentes a Dante y a Sebald, se analiza la confluencia de autor, narrador y personaje como sujeto único de la narración autoficcional. Es lo que José Carlos Rodrigo Breto denomina “El tres en uno autoficcional”, que explica en estas líneas:

He hablado de un autor que a la par es narrador y personaje. Es el caso de Solenoide, donde el Mircea Cărtărescu autor nos cuenta, como un Mircea Cărtărescu narrador, la vida del Mircea Cărtărescu personaje, o bueno, quizás sea un anti-Mircea Cărtărescu..., pero de eso me ocuparé más tarde.
Es la idea de tres en uno. Es esa idea revolucionaria: autor, narrador, personaje. Sí, es uno de los fundamentos, quizás el fundacional, el más poderoso de la autoficción, nuestro género de hoy en día, nuestro género narrativo de la posverdad. El género más apropiado para un momento en el que nada es verdad y nada es mentira. ¿Cabe mayor posverdad que un autor que se narre como personaje?

La escritura autorreferencial como método de salvación, el realismo mágico y la literatura fantástica, la novela de formación, Kafka, Borges y Mann, el mito y el sueño, el eterno retorno, lo onírico o la metaliteratura son algunos de los ejes sobre los que gira este sostenido esfuerzo de interpretación que da como resultado un ensayo original, sólido y profundo que aborda la novela riparográfica ( “la encargada de dibujar o pespuntear cadáveres”) o la literatura de gabinete entomológico, porque “la narrativa de Cărtărescu se ocupa con la misma precisión minuciosa tanto del mundo, del cosmos, como del cuerpo.”

El capítulo central, “Solenoide o El Hacedor”, se dedica al análisis de esa “novela total”, un “libro-carrusel” que contiene todos los libros, “un texto mental, un destilado cerebral de los mundos oníricos que experimenta su personaje principal”, consciente de que “todo sucede en un sueño, toda mi vida es onírica.”

Y en el centro de la novela, “el libro del Bucarest triste”, la ciudad como un estado de ánimo (“la ciudad más triste que se haya erigido jamás sobre la faz de la tierra”) y como “un ente tóxico que lo inficiona todo”, la evocación de la infancia y la melancolía, el interior de las casas y el imaginario sombrío que las sustenta, la maquinaria siniestra del poder totalitario en la Rumanía de Ceaucescu, la soledad y los desdoblamientos del protagonista en un recorrido por la oscuridad que José Carlos Rodrigo resume así: “Entramos como diletantes en la novela. Salimos como profesionales. Del dolor.”

El lúcido análisis de la trilogía Cegador -El ala izquierda, El cuerpo, El ala derecha- completa el trazado que hace este ensayo del mapa intelectual y el proyecto estético del planeta literario Cărtărescu: “Cărtărescu -concluye José Carlos Rodrigo en su “Epílogo cegador”- es un callejón sin salida, pero bendita tapia o cerca o verja o reja que nos corta el paso.”