Haikus del jardín
Llega desde las huertas
olor a humo.
Canto del gallo.
En el jardín hoy
desde las flores me hablan
todos mis muertos.
Tórtola turca.
Poco a poco me colma
su canto triste.
Los caracoles.
La lluvia sabe bien
donde se esconden.
Durante un rato
contemplo la flor.
Ella y yo solos.
El viento mueve
las ramas del nogal.
Detrás la luna.
Son seis de los Haikus del jardín que León Molina incluye en Olor a humo, que publica La Isla de Siltolá.
La conciencia del tiempo marca la mirada meditativa y sutil a la naturaleza a través de un jardín que es el lugar de encuentro de lo interior y lo exterior, el paisaje doméstico en el que se proyecta la reflexión sobre el mundo y el transcurso y se acumulan las sensaciones que vinculan a quien observa con lo observado: la luna llena y la sucesión de las estaciones, el insecto y la culebra, el pájaro y la flor, la cigarra y las hojas, el árbol y el crepúsculo, la nube y la lombriz.
Una metáfora del mundo y de la intimidad del ser y el existir en el espacio reducido del jardín y del haiku:
La enredadera
lanza sus brotes ciegos
a explorar el mundo.
Ciprés plantado
de mi mano. La vida
pasa volando.
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