La salud, que es una concreción de lo que llamamos felicidad, es la inconsciencia, la imperceptibilidad del organismo que nuestro espíritu transporta. La infelicidad es la pesadez del cuerpo humano. Lo que llamamos felicidad jamás ha tenido origen mental alguno, ni imaginativo, ni soñado. Su origen es puramente físico, sensorial -inconsciente-. Cuando estamos buenos de verdad, no cuando lo parecemos, pensamos en los demás: tiene su gracia. Cuando pensamos en nosotros mismos es que estamos enfermos, y ello nos produce una tristeza persistente y abrumadora. Irreparable.
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La forma más positiva de la felicidad -es decir, de la salud- consiste en olvidar por completo que el cuerpo existe. Tan pronto como un órgano del cuerpo hace acto de presencia en el espíritu de uno, el dolor, la enfermedad, es indefectible.
Josep Pla.
Notas y dietarios.
BackList Selectos. Barcelona, 2010.