26 abril 2009

Adiós, maestro



Aquí me llama el mar hasta su boca,
y el hombre aquel que se tendía oscuro
desenreda su cuerpo y lo levanta
lento de asombro hacia la luz hermosa.

Recuerdo ahora esos versos del maestro Antonio Pereira en la hora de su muerte.

Me llamaba siempre el día de mi cumpleaños y empezaba preguntando por mi señora Rosalía. Echaré de menos esa llamada en septiembre, pero ahora será Úrsula quien le echará de menos más que todos sus amigos y lectores.

Hablamos por última vez estas navidades y estaba tan jovial como siempre. Por cierto, nunca he oído a nadie con más soltura dejando un mensaje en el buzón de voz. Era la misma naturalidad que había en su trato, en sus cuentos admirables y en su poesía.

Fue uno de los nombres más repetidos en este blog. A propósito de sus llamadas, de las reediciones de El síndrome de Estocolmo y los Cuentos de la Cábila; con motivo de la presentación de La divisa en la torre

Por ti es más agrio el vino hoy, Antonio.